Hace ya algún tiempo visité La Presa de la Olla y sus alrededores, para mi fueron uno de los paseos más bellos y atractivos que he realizado por el estado de Guanajuato.
Como siempre he recopilado algo de historia e intento contarla para ustedes: En 1741 Guanajuato contaba con una terrible escasez de agua y fue en este año cuando se decidió construir una presa de agua para que todos sus habitantes tuvieran garantizada una cantidad de agua diaria. La obra fue aprobada por el cabildo, escogiéndose como lugar apropiado el rancho denominado de la Olla, que se encontraba en las afueras de la villa, es por ello por lo que se ha conservado este nombre. La mitad de los gastos fue cubierta por el señor Sardaneta y Legaspi, dueño en mayoría de la famosa mina de San Juan de Rayas. La presa, sin estar concluida, captó agua por primera vez en el año de 1747.
Quedó totalmente terminada en 1749, cuya cortina era tres y medio metros menos alta de la actual. Posteriormente, y con el mismo motivo, se hizo la Presa de Pozuelos en la cañada de Ponce, que surtió de agua a Santiago de Marfil, debajo de la hacienda de Pardo. Un siglo después, sobre la misma cuenca de la Presa de la Olla se construyó la de San Renovato.
En el año de 1795, el intendente Riaño apreciando la belleza física del lugar, quiso formar un paseo, sobre lo cual puede consultarse la nota respectiva. En 1832 se planeó entubar el agua de la Presa, para, por gravedad, conducirla al corazón de la ciudad. Así lo propuso al Ayuntamiento el vecino Marcelino Rocha. Esta utilísima mejora se inició hasta 1849. Se construyeron las fuentes que recibirían el agua por todos los rumbos de la ciudad, para ser distribuida a los usuarios.
La Presa siguió proporcionando su agua a los vecinos hasta que la nueva Esperanza entró en servicio en 1894.
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